Pedro Sánchez no ha transgredido la ley, pero sí la tradición protocolaria. Ha faltado a la costumbre con un gesto que, para muchos, denota arrogancia y desdén encubierto hacia la coronada institución.

Antes de Pedro, se tenía por costumbre que, una vez concluidas las elecciones, el Monarca del Reino de España se reuniese con los líderes de las distintas fuerzas parlamentarias que hubiesen tenido mayor arraigo y predicamento entre los electores.

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El patriarca socialista se ha saltado el protocolo y ha decidido ser él quien reciba a las fuerzas parlamentarias más votadas en La Moncloa, excluyendo, además, a VOX de estas reuniones. 

El jerarca socialista ha pasado por encima del tradicional protocolo para degradar a VOX y a la Corona. Pese a su falta de consideración y respeto, hemos de ser honestos en admitir que no ha vulnerado la ley, puesto que la Constitución obliga, en su artículo 99, a realizar consultas al Rey por parte de las fuerzas parlamentarias una vez renovado el Congreso de los Diputados.