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Ser independentista ya no es guay, ni rebelde: El ‘indepe’ dejó de molar

Columnista: Pelu Crespins, divulgador de historia y crítico musical

Como era de prever, las agrupaciones independentistas e izquierdistas han conseguido una abultada victoria en los últimos comicios de la región española de Cataluña. En concreto, ERC 33 escaños y Junts 32 escaños. El PSC, supuesto partido nacional, ha conseguido también 33 escaños.

Luego y como mayor sorpresa quizá, están los 11 escaños de VOX que lo sitúan como cuarta fuerza política, en todo caso, muy alejado de obtener cualquier atisbo de poder en la esfera política catalana; y yo ahora me pregunto, ¿Compensa tanto ser independentista en la Cataluña del s. XXI?

Pasemos a analizar algunos conceptos.

Cataluña, zona roja:

No cabe duda de que si Cataluña se independizase, las fuerzas izquierdistas del panorama nacional perderían a su Mesías, a su Messi; quiten ustedes todos los votos que la región de Cataluña aporta a repartición de escaños en las Cortes, hagan sus cálculos y vean el resultado.

Como las matemáticas no son mi fuerte, no seré yo quien lo haga, pero quizá el panorama cambiaría sustancialmente.

¿Por qué tiene tanto predicamento la ultraizquierda y el separatismo? ¿A qué puerto les lleva? Realmente, ¿Están tan asqueados los catalanes con la sociedad para votar a ese tipo de representantes? Bueno, quizá ese último motivo se podría comprender.

Ser independentista ya no es ser rebelde: Los votantes de VOX representan la nueva rebeldía

Para ser rebelde se requiere cierto halo minoritario y ese requisito no lo cumplen las mayoritarias fuerzas independentistas. Quizá más bien lo cumple Vox.

Los votantes de VOX son los nuevos rebeldes. Aunque supongo que si el partido de Santiago Abascal ha experimentado ese auge, eso es debido al gran hastío y asqueo que ya debe estar provocando en gran parte de la población el tener que ver esteladas a doquier en lugar de rojigualdas. A rufianes diciendo soplapolleces a diestra y a la siniestra cobrando abultados sueldos, con dietas incluidas por desplazamientos a la capital del Estado, al cabezón de pelo grueso en Bélgica comiendo Moules Frites, al president Picio, que no veas lo que torra y lo que feo que es…

Y no solo los catalanes, sino todos los españoles, nos tenemos que comer hasta en la sopa a todos estos cansinos individuos, que pereza lo de ser independentista.

¿Compensa esto económicamente?

No cabe duda y eso hay que reconocérselo que deben pesar más los sentimientos patrióticos de una república independiente izquierdista que lo que viene a ser el puro sentido común y la estabilidad económica, ¡Para que luego digan que son peseteros! Este movimiento ha hecho que Cataluña se sitúe en la cuarta posición en cuanto a la región del PIB per capita; que tampoco está mal, aunque ávidos comerciantes catalanes, no sois los primeros.

De hecho, el País Vasco os supera, una vez que se deshicieron del problema de ETA y bajaron sus pretensiones independentistas.

La UE ya ha dicho que no os va a aceptar si os independizáis, y olvidaros de que los centralistas franceses os vayan a ayudar

Así que incluso esa futura independencia ya puede connotar tintes apocalípticos para su devenir económico. Aparte de la gran cantidad de multinacionales que se han pirado por su cerril catalanismo, aunque cierto es que la multinacional es el capital y enemiga de la concordia, del buen rollo, de la salut y de la força al canut.

También, añadamos el gran número de Erasmus que pasan de ir a Barcelona, salvo que sean filólogos de la lengua catalana o te vayan a estar tan borrachos que les dé igual hablar español, francés, catalán o esperanto; o el inglés, ¿Para qué hacen falta las otras lenguas a fin de cuentas?

Pues nada, el circo sigue, que de algo hay que vivir y habrá que entretenerse.

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