Albert Rivera, en plena oleada de algaradas separatistas, no tiene otra ocurrencia que comparar a los que izan banderas franquistas con los independentistas catalanes que asaltan las calles.
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Desde El Diario de Colón, vemos un tanto absurda la nostalgia franquista a 44 años de su muerte, pero, también, consideramos una exageración comparar a las personas que enarbolan banderas de esta índole con el sadismo de los CDR.
También, estimamos que es el momento menos oportuno para hacer esta suerte de comparaciones.
Desde este periódico, condenamos por igual a los violentos que han enarbolado banderas del Águila que a los CDR, porque entendemos que la violencia no tiene ideología.
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Sin embargo, también, opinamos que no se puede poner el mismo grito en el cielo por un escaso puñado de agitadores de “derechas” que , para colmo, aparte de ser cuatro gatos, han brotado como consecuencia del fanatismo separatista.
No se puede atribuir la misma magnitud a un suceso que a decenas y cientos. Sobre todo, cuando el hecho acaecido no hubiera tenido lugar sin los múltiples anteriores.
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Además, vemos injusta la declaración de Rivera, porque parece que mete en el mismo saco a las personas tranquilas y respetables que portan insignias franquistas, que las hay, y muchas, ya que una de las máximas del franquismo fue garantizar el orden legal y la paz en las calles, por mucho que uno discrepe de su ideología.
De hecho, nosotros no nos identificamos con el franquismo, pero ello no impide que reconozcamos esta realidad.
