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Los 5 Reyes guerreros que se jugaron la vida por Dios y por España

Columnista: Pelu Crespins, experto en divulgación histórica

No cabe duda de que los tiempos cambian, pero en algunos casos demasiado…

Entre los tiempos actuales y los tiempos medievales, la única similitud que podemos hallar es que en los dos tiempos éramos humanos, que no es poca similitud, pero en la forma de vida, la manera de pensar, de actuar…

La Reconquista fue la batalla más duradera de la Historia Universal, duró toda la Edad Media, desde el siglo VIII hasta el final del siglo XV.

Allá va el top 5 de los reyes que acompañaron a sus huestes en épica y descomunal batalla de acero toledano contra cimitarra árabe.

5.- Don Pelayo (718-737):

Tras la caída del Reino Visigodo a manos de los musulmanes, el ejército más potente del momento, Don Pelayo se erigió como el David frente al Goliat (que tantas veces se ha dado a lo largo de la historia) y demostró que sí era posible, sí era posible expulsar al infame y poderoso invasor a manos de un humilde y aguerrido soldado de Cristo desde su inexpugnable fortaleza en Covadonga.

Figura de vital importancia durante toda la Reconquista, en donde se le tuvo siempre más en espíritu que en persona.

4.- Alfonso VIII (1158-1214):

Fue el comandante de las huestes cristianas en la batalla de las Navas de Tolosa (1212), en donde se aunaron los reinos de Castilla, Aragón y Navarra para hacer frente al imperio almohade en la que se calificó como la madre de todas las batallas.

Los cristianos salieron vencedores y fue el comienzo del fin de la dominación musulmana en la cristiana península.

Tras la anterior derrota en Alarcos, este rey, buen diplomático también, solicitó al papa Inocencio III la consideración de cruzada y por ende, redención a todos los participantes en la santa batalla.

El eco de tan tamaña empresa hizo que se formase un ejército de unos 100.000 cristianos para hacer frente a unos 200.000 almohades.

La cuestión es que Dios se puso de nuestra parte, y no Allah, y la victoria cristiana resultó aplastante, poniendo en declive el imperio almohade.

3.- Alfonso I el Batallador (1104-1134):

Quizá este fuese el rey más guerrero que haya habido sobre la Península Ibérica.

No cabe duda de que en aquestos tiempos, el rey no se dedicaba a los bailes de salón, recepciones diplomáticas, a la caza, al postureo y a lo políticamente correcto; aquí lo que se destilaba era partirse el lomo, enfangado en barro o bien asado bajo sol de justicia sobre pesada armadura, contra los invasores de los santos lugares.

Este rey realizó la conquista clave de la ciudad de Zaragoza y duplicó los terrenos de Aragón y Pamplona bajo soberanía cristiana.

Pero no solo eso, dirigió una operación de saqueo por todo el Al-Andalussaliendo indemne de semejante acto temerario. Como a fin de cuentas, quien vive por la espada, por la espada muere; murió en el asedio de la fortaleza de Fraga en 1134, siendo uno de los pocos soberanos caídos en batalla de la historia.

2.- Fernando III el Santo (1217-1252):

Con él se unieron definitivamente las coronas de León y Castilla. Reconquistó Extremadura, Jaén, Córdoba y Sevilla.

Fue canonizado en 1671, por el Papa clemente X. En el ámbito cultural y religioso, mandó levantar las catedrales de Burgos y León.

Como curiosidad cabe decir que la iglesia anglicana también lo venera. ¿Qué rey español puede presumir de ser Santo y ser venerado por la pérfida albión?

Recogió los frutos de la batalla de las Navas de Tolosa como buen siervo de Cristo y realizó el milagro de las reconquistas de Sevilla y Córdoba, bastiones de primer orden de la dominación musulmana en la península.

Poniendo ya de manifiesto y certificando el comienzo de la victoria sobre la dominación musulmana.

1.- Jaime I el Conquistador (1213-1276):

Su reinado sólo se comprende por las sucesivas campañas militares que realizó anualmente, reconquistando las Islas Baleares y el reino de Valencia.

En su vida tuvo que hacer frente a varias rebeliones de nobles, pacificando el interior de su reino.

En política exterior firmó el tratado de Corbeil, por lo que lograba que los herederos de Carlomagno renunciasen a titularse condes de Barcelona.

Frente a movimientos separatistas actuales, se alza la figura de Jaime I, reconquistando las complicadas tierras mediterráneas para la causa cristiana y poniendo las bases para la futura unión con la Corona de Castilla en hermanamiento ibérico.

Su habilidad militar fue suma, pues el mare Nostrum estaba infestado de temibles embarcaciones berberiscas, mas ahí estuvo el rey, poniendo las bases de la incipiente potencia naval española, que tantas glorias dio a lo largo de nuestra historia.

Sus restos reposan en el monasterio de Poblet, en Tarragona, poniendo de manifiesto su gran contribución a la Reconquista de la Península en la franja mediterránea.

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