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Se disuelve ‘La Unión’, el último vestigio musical del dorado siglo XX

Columnista: Pelu Crespins, experto en crítica musical y divulgación histórica

¿Cuál es el grupo musical La Unión? Puede que algunos (sobre todo millennials) se pregunten.

El lobo hombre en París, la canción de La Unión que ha cautivado a millones de personas

La Unión es un grupo musical que, contando con el acertado patrocinio de Nacho Cano, comenzó su andadura y trayectoria en 1984; empezaron fuerte a más no poder, con su probable gran obra maestra, El Lobo Hombre en París; en un genial disco llamado Mil Siluetas, que también contenía el enigmático Sildavia y otras tantas canciones que pasaron desapercibidas para el gran público, pero no para los selectos: Cabaret, Eclipse Total, Voracidad… En definitiva, un gran disco propio de una época de sublime inspiración musical con una estudiada estética romántica.

A partir de entonces, en la década de oro de la música española, siguieron cosechando éxitos y popularidad: El Maldito Viento (1985), 4×4 (1987), Vivir al Este del Edén (1988), Tentación (1990).

De hecho, fue a primeros de los años 90 en donde ya se habían labrado un sobresaliente repertorio para el gran público, momento en el que llegaron a jugar en la primera división del panorama musical: Maracaibo, Fueron los Celos, Más y más, ¿dónde estabais?, Ella es un volcán

Pero, lo más destacable de este grupo, en mi opinión, era un estilo propio y reconocible; una buena canalla puesta en escena de Rafa Sánchez y un notable bajo de Luis Bolín.

La Unión recogía todo lo mejor de lo que era el siglo XX: inspiración poética, temática oscura y melancólica, atrevimiento, transgresión y un gran compañerismo entre los miembros de la banda.

Os revelo un secreto: Cómo fue aquella juerga que compartí con los miembros de La Unión

Yo tuve la ocasión de verlos en directo en dos ocasiones, en León y en las fiestas de Alcázar de San Juan, ya bien entrado el siglo XXI.

Si bien Rafa era el que llevaba la batuta y la acción haciendo un notable trabajo, la óptima base instrumental de antaño había prácticamente desparecido dando lugar a una base electrónica no muy acertada. En todo caso, al ser fan y seguidor de tan enigmático grupo, se le perdonaba todo esto. Como también es cierto que el 90% del espectáculo residía en su cantante, que seguía en un muy buen estado de forma.

El guitarrista Mario Martínez parecía de cera y apenas se movía (lo cual denotaba fuerte compañerismo ya que ahí seguía pues era miembro del grupo); el bajista Luis Bolín, que realizó sobresalientes trabajos en las primerizas canciones, apenas se escuchaba su aportación y no se distinguía con claridad.

Ya en 2020, y de capa caída, Rafa declara unilateralmente extinto el grupo, y la verdad es que muchos otros grupos ya lo hicieron con anterioridad. Mecano y Héroes del Silencio ni se adentraron juntos en el siglo XXI.

Esta ruptura no es más que otra muestra de que el siglo XX ya es historia, y que ha sido sustituido por el XXI, en donde hay más desunión que unión, más desidia que creatividad, más conformismo que transgresión, más virtualidad que humanidad, más enclaustramiento que vida en la calle, más problemas financieros que despreocupación, más rígida estructura piramidal empresarial que canallería y vida en los bares.

Nada dura eternamente y tarde o temprano, todo va cayendo, al menos, nos quedó su legado y poder meternos en una especie de máquina de tiempo y saborear el ingenio y creatividad que desprendían los discos de finales del siglo XX. Época, por otro lado, excesivamente alabada, cuando también tuvo su parte oscura; pero brillante en composición, creación e introspección.

Supongo que algunos que lean este artículo estarán pensando el qué les estoy contando…

Sólo invitarles a que disfruten de alguno de los temas de ese gran grupo ya disuelto, cosas del pasado y de la historia.

Escucha aquí debajo su obra maestra: El lobo hombre en París

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